Este domingo concluyen los actos de las II Jornadas de Memoria Histórica y Democrática de Pinoso, y la primera de las actividades ha sido una interesantísima ruta guiada por los espacios urbanos que tuvieron gran importancia en la época de la II República, la Guerra Civil y la Posguerra, en la que han participado medio centenar de personas. Entre los asistentes se ha contado con la presencia del alcalde de Pinoso, Lázaro Azorín, el edil de Participación Ciudadana, César Pérez, y los también ediles Inma Brotons, Julián Pérez y Vicente Rico.
Ha sido una visita de más de tres horas de duración, que se han encargado de guiar Clara Isabel Pérez, la archivera municipal, y José Ramón Valero, profesor titular del Departamento de Geografía Humana de la Universidad de Alicante, ofreciendo una detallada descripción de cada lugar, sobre quienes protagonizaron aquellos momentos o las represalias que sufrieron quienes estaban en el “bando equivocado”.
El recorrido se ha iniciado en un punto estratégico, la Plaça del Molí, que albergó la tercera de las Cruces de los Caídos que hubo en Pinoso tras la contienda. Además, en esa misma plaza se montó una barricada con sacos, ya que era el cruce de dos carreteras, y en edificios colindantes, entre otros, se encontraba la sede del PCE.
La visita ha ido deteniéndose en otros lugares donde estuvieron ubicadas las sedes locales de los diferentes partidos políticos o los sindicatos, sociedades recreativas, centros de adiestramiento militar o de acopio de materiales y bienes de consumo.
Tras una parada en mitad de la calle Cánovas del Castillo, el grupo se ha dirigido al edificio del actual Centro de Asociaciones (antigua Casa del Fiscal que hasta hace unos años fue Casa de Cultura), ya que en los años de la república se convirtió en la sede del sindicato UGT y la Casa del Pueblo, en la que se reunían las fuerzas de izquierda, aunque en posguerra acabó convirtiéndose en el principal centro de represión de Pinoso.
La visita se ha detenido dos veces en la calle Infanta Cristina, en primer lugar para hablar de uno de los tres refugios subterráneos con que contó Pinoso, que se construyó en el cruce con la calle Pintor Albert, que por entonces era conocida como el carrer costura por la existencia de muchas escuelas en ella. Los otros dos estaban en el cruce de las calles Ancha y Corzo y cerca del ayuntamiento y la iglesia. Un refugio de estas características solía construirse en forma de L, debía tener varias salidas de emergencia, y en el caso de los excavados en Pinoso se encargaron de ello los expertos de las minas de sal del Cabezo. Poco después de concluir la guerra se sellaron rápidamente para evitar posibles accidentes.
La segunda parada en esta calle ha sido junto a la llamada Casa de los Valdés”, ya que en ella se ubicaron la sede de la CNT y el consejo municipal de incautación. Un gran inmueble, justo enfrente del antiguo cuartel de la Guardia Civil, y que incluía en su parte de atrás la antigua bodega que con el tiempo se convertiría en teatro, sala de celebraciones y cine.
Otra de las paradas de la ruta ha sido la Torre del Reloj, que en aquellos años fue punto de vigilancia, al ser el punto más elevado del casco urbano. Además, en el edificio contiguo se encontraban el retén y calabozo municipal. Sobre la torre del reloj y su ubicación, el profesor José Ramón Valero ha explicado que la iglesia raramente permitía que hubiese edificios o torres públicas que fueran más altas que las torres de un templo religioso, destacando el hecho de que en Pinoso se rompiera esa costumbre. A las puertas de la torre se ha recordado hasta qué punto podía llegar la crueldad en el rechazo a quienes defienden otras ideas, con las sacas o los linchamientos que también los hubo en nuestro municipio.
Tras una breve visita al interior de la Torre, el grupo ha entrado en el interior de la Casa Consistorial, y en el salón de plenos han podido contemplar el cuadro del escudo de Pinoso, obra de Federico Tormo, que tiene como fondo los colores de la bandera española, que fueron modificados en tiempos de la república y vueltos a modificar en la dictadura, cosa que no gustó al autor.
La visita ha concluido frente a la iglesia parroquial, recordando que el 5 de agosto de 1936 fue profanada, al igual que las ermitas del término municipal. Además, cerca se ubicaba otro de los refugios antiaéreos. Además, en la plazoleta que se habilitó tras el derribo de la antigua casa abadía se colocaron las primeras cruces de los caídos y la que perduró desde los años 60 hasta 1995. Muy cerca, en posguerra, se ubicó el llamado Hogar del Camarada y sede de la Falange.
Como decía el edil de Participación Ciudadana hace unos días al anunciar la celebración de esta visita guiada, “paseando por el casco urbano ignoramos que en algunos puntos se vivieron momentos importantes”, y quienes hoy han participado en este recorrido han podido acercarse un poco a esa historia de la que tenemos una información que muchas veces nos ha llegado sesgada.