La actual crisis provocada por la COVID-19 trajo consigo la finalización inmediata de todas las competiciones deportivas del país, a excepción de las catalogadas por el Consejo Superior de Deportes (CSD) como “profesionales”. Ante el revuelo ocasionado por las disciplinas deportivas más afectadas ante tal situación, el pasado miércoles la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) hacía pública la decisión de catalogar “competiciones profesionalizadas” la Primera y Segunda División del fútbol femenino, Primera y Segunda División del fútbol sala masculino y la Primera División del Fútbol Sala femenino.

De este modo, abandonan la consideración de fútbol aficionado y se crearán Comités Profesionalizados, donde se integrarán todos los clubes que participan en las mismas y que tendrán autonomía para gestionar los distintos aspectos de estos deportes, dentro de los órganos de Federación.

¿Qué supone la catalogación “competición profesionalizada”?

El cambio de Estatutos de la Real Federación Española de Fútbol ha traído consigo la calificación de competición profesionalizada algunas competiciones que están a la sombra de la Liga ACB de baloncesto, la Primera División Masculina y la Segunda División Masculina, que son las únicas 3 de España que el CSD considera “profesionales”, y que por lo tanto cuenta con una serie de ventajas respecto al resto.

Esta calificación de “competición profesionalizada” no es lo mismo que las mencionadas “profesionales”. Estos nuevos Estatutos recogerán en las bases de la competición una serie de requisitos sobre la profesionalidad de las y los futbolistas y otros participantes en la misma, como por ejemplo los técnicos. En estas normas se fijará también las condiciones mínimas de carácter laboral que deberán reunir los participantes, como el presupuesto de los clubes, posible presupuesto mínimo para la plantilla con contrato de trabajo del primer equipo, número mínimo de licencias profesionales, salarios mínimos para competir, dedicación mínima de las y los jugadores profesionalizados, entre otras cuestiones.

La RFEF entiende que por las características sociolaborales de jugadores y jugadoras, por el volumen económico, por la existencia de contratos de trabajo y por ingresos mínimos de los clubes participantes deben pasar a competiciones profesionalizadas: la Primera y Segunda División de Fútbol Femenino, la Primera y Segunda División de Fútbol Sala Masculino y la Primera División de Fútbol Sala Femenino.

De este modo, se crearán tres Comités de Competición Profesionalizada distintos, uno para la Primera y Segunda División de Fútbol Femenino, otro para la Primera y Segunda División de Fútbol Sala y uno más para la Primera de Fútbol Sala Femenino. Tanto la calificación como la creación de estos órganso han sido aprobadas por la Comisión Delegada de la RFEF.

Sin duda esto supone un paso hacia una futura igualdad entre el fútbol femenino y el masculino, no obstante aún está muy lejos de conseguir una plena equidad en cuanto a derechos deportivos. Es más, existen muchas modalidades deportivas que también demandan su reconocimiento por parte del Consejo Superior de Deportes.