Desde los años 50 del siglo XX, en el monte Cabezo, tan querido por los pinoseros, existe una ermita dedicada a la Virgen de Fátima, en torno a la cual han ido construyéndose casas de recreo, en las que, dada su cercanía al núcleo urbano de Pinoso, cada vez residen más vecinos durante todo el año.
La pequeña ermita fue remodelada a mediados de los años 90.